Distinguir una plaga o saber qué nutriente hay que aportar es fácil. David Olmo, del Comité Aragonés de Agricultura Ecológica, da pistas y soluciones.
Los vegetales nos dicen qué les pasa. El problema es no saber interpretar sus señales. ¿Qué significa que una hoja se ponga marrón por los bordes? ¿Y qué tenga manchas moradas? ¿Cómo sé si necesita abono o es que tiene una plaga? Aquí van algunas pistas sobre los síntomas más comunes y algunos consejos para solucionarlos de manera ecológica.

Por David Olmo, del Comité Aragonés de Agricultura Ecológica
PLAGAS

Por ejemplo, es interesante el mantenimiento de setos y de cubierta vegetal, ya que sirve de reservorio para sus enemigos naturales, además se mitiga la sequedad ambiental y el polvo. También se pueden hacer riegos periódicos con aspersión o micro-aspersión buscando ese fin.
Como métodos preventivos son eficaces los aportes de decocción de cola de caballo o maceración de ortiga, así como con Beauveria Bassiana (producto comercial).
Los métodos directos de control se pueden hacer mediante la aplicación de azufre tanto en polvo como líquido, tratamientos con jabón potásico al 2% o con aceite de Neem, habrá que elegir los momentos menos nocivos para nuestra fauna auxiliar. Para conseguir una elevada eficacia, deberemos asegurarnos de que el envés de las hojas se ha mojado correctamente, ya que es allí donde estarán los ácaros.
Maceración de cebolla: aprovechando sus compuestos azufrados, la podemos usar como acaricida. Si ponemos a macerar cebolla troceada en agua, controlando que no fermente (si observamos la subida de burbujas homogéneas desde el fondo, se ha iniciado la fermentación) y durante un máximo de 3 días, y posteriormente la trituramos y filtramos, el líquido resultante lo podremos pulverizar sobre nuestras plantas para eliminar los ácaros.
Maceración de ortiga: 100 gr de hojas frescas (o 10 gr si son secas) en 1 litro de agua durante 24 horas en agua a 18-20 ºC. Hacer 3 tratamientos en un mes. También se pueden poner 100 gr de ortiga fresca en 1 litro de agua durante 12 horas, se filtra y se diluye al 10 % en agua, conseguiremos hacer poco apetecible nuestras plantas a ácaros y pulgones.
Decocción de cola de caballo: Hervir 100 gr de planta por litro de agua durante una hora, después enfriara y filtrar. El líquido resultante se diluye al 20% en agua. Hacer 3 tratamientos con una semana de intervalo.

Si el pulgón ya se ha introducido en nuestras plantas se puede realizar un tratamiento con agua (de lluvia si es posible) al 96 % + jabón potásico al 3%, al cual añadiremos alcohol de quemar (1%) para hacerlo más efectivo. Se suele hacer a primera hora de la mañana en días soleados, ya que lo que hace el jabón potásico es quitarle al pulgón su capa protectora cerosa, y con la ayuda del sol y del alcohol secarlos. También se puede aportar purín de ortigas, el cual se hace poniendo a macerar durante una semana 1 kg de ortiga fresca o 200 gr de ortiga seca en 10 litros de agua, en un recipiente no metálico.
Los pulgones tiene muchos depredadores naturales, la manera de atraerlos es el mantener flores durante el mayor tiempo posible, un repulsivo natural es el plantar albahaca cerca de las plantas más vulnerables a los mismos. Potenciar la biodiversidad de nuestra parcela o terraza ayudará a mantener los depredadores en la misma.
El aceite de Neem es un insecticida natural que también puede servirnos para tratar contra el pulgón, se puede adquirir fácilmente el producto comercial en los viveros o tiendas de jardinería.
Las hormigas favorecen la diseminación de los pulgones, para ahuyentarlas se puede hacer una infusión con 50 gr de plantas frescas de melisa en 1 litro de agua. Dejar enfriar y pulverizar las plantas.
Maceración de ajo: Picar 100 gr de ajos (pelados), poniéndolas a macerar en dos cucharadas soperas de aceite de oliva durante 12 horas. Añadir después un litro de agua y colar, presionando sobre un colador fino para conseguir mayor concentración de ajo. Dejar reposar una semana. Diluirlo después en agua al 5% y pulverizar sobre nuestras plantas.
Decocción de saúco: Remojar 100 gr de hojas tiernas en 1 litro de agua durante 24 horas, después hacer hervir 30 minutos. Dejar enfriar y aplicar.
Jabón potásico: Los componentes principales son Hidróxido potásico (KOH) en lentejas (se encuentra en almacenes de suministro para laboratorios fundamentalmente, no disponible habitualmente en droguerías), aceite de girasol del más barato (o reutilizado de nuestra cocina) y agua.
En el primer paso, añadimos el KOH al agua con precaución ya que el proceso es cáustico y puede quemar tejidos y recipientes sensibles. Una vez disuelto el Kg de lentejas de potasa en los cinco litros de agua, vamos añadiendo cinco litros de aceite lentamente mientras removemos con un palo la mezcla. El resultado es una crema que si encerramos en un bidón y lo introducimos en el maletero del coche, con el calor y el movimiento del vehículo en dos semanas está preparado para emplear.

También se han obtenido muy buenos resultados con la aplicación de decocciones de salvia, no sólo como preventivo, sino también en procesos curativos de la enfermedad ya implantada. La salvia tiene un poder secante importante y este hecho hace que sea un elemento de control muy adecuado en una enfermedad fúngica que necesita de la humedad para su implantación y desarrollo.
También es interesante aplicar propóleo, una sustancia procedente de las colmenas de las abejas y que posee una gran capacidad antibiótica, preventiva y curativa de infecciones producidas por hongos y bacterias. La arcilla también sirve como tratamiento preventivo, ya que genera micro heridas en los tejidos, los cuales reaccionan incrementando su resistencia y grosor, lo que previene la penetración de hongos y bacterias. El caolín y el silicio –por su gran efecto higroscópico- son métodos interesantes para reducir las condiciones de humedad y por tanto evitar la aparición de hongos. Ambos se aplican mediante pulverización.
Así mismo, dependiendo del hongo que tengamos, son muy eficaces los productos a base de azufre (no aplicar en las horas centrales de los días calurosos (30 ºC) puede causar quemaduras en las hojas y frutos. Ni tampoco después de un tratamiento con jabón potásico) y cobre (no aplicar en la floración ni con elevado calor).
Decocción cola de caballo: Poner 50 gr de planta seca por 5 litros de agua. Hervir una hora. Diluirla en agua al 20%. Tratar de 3 a 5 veces, a intervalos de una semana entre cada tratamiento.
Extracto de milenrama: Poner 20 gr de flores secas para 1 litro de agua a macerar durante 24 horas. Lo obtenido se puede añadir a la decocción ya fría de cola de caballo, en una proporción de 1 a 10 (1l de milenrama por 10 l de cola de caballo).
Infusión de salvia: Hacer una infusión de 100 gr de planta fresca ( o 10 gr de seca) por litro de agua. Enfriar, filtrar y pulverizar.
CARENCIAS



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